Reseña de “Limónov”, de Emmanuel Carrére

Tengo cierta reticencia a leer libros traducidos. Los leo igual, claro, pero mi predisposición es otra: desde el principio, estoy a la defensiva y desilusionada, como anticipando que algo faltará, que algo se va a perder en ese pasaje lingüístico, necesario, de convertir una lengua en otra.

Empecé ‘Limónov’ sin saber siquiera de qué trataba. Un amigo, librero de pura cepa, me lo recomendó y eso era mejor que cualquier reseña de internet. Lo abrí, miré el costado de la solapa y me enteré de que Carrére era francés: mierda, pensé. 

Comencé el primer capítulo y la cantidad de nombres y ciudades rusas me abrumaron. No terminaba de entender quién era quién ni a qué buscaba llegar el autor. Pero igual, seguí. Como pasa a veces, unos párrafos después, estaba enganchada. 

Casi enseguida, me di cuenta de que tenía entre mis manos una pieza única, una literatura tan buena, tan interesante y tan universal, que no sólo sobrevivía traducciones, sino que les era inmune. 

Limónov no es una biografía, ni una biografía novelada, como dicen algunas reseñas. Tampoco es un ensayo y mucho menos ficción. Como lo queer, escapa a las etiquetas, porque Limónov no tiene género: a veces es una cosa y después es otra. Carrére te lleva de la mano, mientras se mueve en los confines literarios. Con dulzura, de a momentos; con trompadas, también.

El libro va de Eduard Savienko, Limónov, un hombre de los bajos fondos de un pueblo ucraniano, que quiere hacerse un hueco de fama, honor y renombre en el panorama nacional soviético. Poeta

y pendenciero en su juventud, Limónov frecuentó los círculos clandestinos de la disidencia en la Unión Soviética, se vio obligado a exiliarse y aterrizó en Nueva York, donde vivió como vagabundo, fue mayordomo de un millonario y escribió novelas autobiográficas. 

A través de Limónov, personaje desmesurado y estrafalario, con una peripecia vital casi inverosímil, Carrére traza un contundente retrato de la Rusia de los últimos cincuenta años, mientras que, al mismo tiempo, reflexiona sobre las miserias humanas, sobre  política, amor, gloria y muerte, cautivando a quien lee, con relatos de una tierra bolchevique que ya no existe, de revoluciones ideológicas, hipocresía y sueños.

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Series que cuestionan la identidad y los vínculos sexo afectivos